sábado, 6 de junio de 2020

CYBERPUNK: 2020 Sesión 1

Roleando que es gerundio

Jugando ciberpunk.

Partida introductoria. I

Joe Puntas se duchó y abandonó la casa donde había disfrutado de la lujuria y la pasión con la joven que había conocido en aquel concierto y con su amiga. Ellas aún dormían abrazadas cuando su teléfono móvil vibró con un pequeño zumbido. 
Tenía un trabajo. Un trabajo en el que sus habilidades podrían ser de utilidad.
Se dirigió al cuchitril-almacén que tenía como casa y recoger alguna pertenencia mientras hablaba con su camello para gastarse las ganancias del concierto en drogas que reforzasen su estímulo y le hiciesen más fiable.
Las luces de Neón y las imágenes de publicidad tridimensional iluminaban una Madrid que siempre permanecía activa. Una ciudad que nunca dormía.
El camello le esperaba en la calle habitual. Joe reconocía el destartalado vehículo de principios de los 90 que conducía aquel tipo.
-Sólo he podido conseguirte una dosis. La policía ha hecho redadas. Las cosas están muy dificiles- se excusó el camello.
-¿Cuanto?- dijo Joe
-500 eurodolares. Te lo dejo a buen precio y te compensaré por la falta de mercancia-
- Toma. Y esto para que te lo gastes con una puta-
- Te ha ido bien, por lo que veo-
-No fue el mejor concierto del mundo pero mi balada sigue gustando- sonrió Joe mientras cogía un pequeño inyector y se lo metía en el bolsillo -Me empieza a gustar actuar solo- 
-He de reconocer que la nueva vocalista de tu exgrupo está cañón-
- Un agujero que cantará hasta que Santiago se canse de ella. El grupo era un lastre para mi. Por eso me fui-
-Por eso te echaron. Por ese agujero que a mi no me importaría explorar- sonrió el camello - Me lo contaste todo antes de terminar los dos en la cama con tu hermana, esa rarita que tienes-
-Cogerías todas las enfermedades del mundo- sonrió Joe 
-¿Más de las que puedo tener? ¿Tienes trabajo? Un amigo...-
- Si, Charlie. Me han llamado. Tengo que estar a las 5:30 en el aeropuerto. No hay billetes, no hay nada. Sólo una ubicación. Poco más se. Pero seguro que ganaré más que la mierda que he ganado está noche. No tengo ni para un puto cafe-
-Sube. Te acerco al aereopuerto.- sonrió Charlie mientras se metía en el viejo coche. -¿Nos da tiempo a visitar a tu hermana?-
-Pero algo rápido. No quiero perder ese avión-



Día 1

El viaje en el avión fue bastante aburrido y silencioso. Allí estaba Joe con tres tipos que parecían ser bastante gilipollas y seguros de si mismos.

Joe se deleitó en el sensual movimiento de trasero de la azafata. Una impresionante morenaza con una falda ajustadisima. Alegraba la vista en medio de tanto rostro serio y ofuscado.

Viajaba en un avión privado. Un maldito avión privado. Era lo más cerca de la buena vida en la que podía estar. La azafata con aperitivos y bebidas y algo de música antigua amenizaba el viaje.
Los compañeros de viaje seguían silenciosos. Joe se fijo en uno que parecía un técnico recién salido de la Academia y al parecer de papis ricos. Un hombre intimidante con un cuchillo en la mano. Nomada quizás. Un hombre experto en cosas, cuidadoso y meticuloso que observaba todo con cierta curiosidad y atención. En fin,unos gilipollas.

El viaje fue tranquilo sin ningún problema. Nos conocimos un poco pero ninguno  llamo la atención del rokero ya que rápidamente volvió a su música Y a la eterna composición del tema que le llevaría a la cima mundial siendo un eterno innovador.

Ya en Liverpool un ceñudo pero profesional inglés les esperaba en el pequeño aereopuerto alejado de miradas indiscretas. Ni una cafetería ni un bar. Ni un cartel publicitario de esa joven muchacha de rasgos asiáticos vestida de colegiala que anunciaba esa bebida sugerentemente gaseosa. Echaba de menos esos anuncios.

Hubo algo más de charla amena en la furgoneta. Las preguntas de siempre. ¿Quien los había contratado? ¿Para qué?
Uno le preguntó a Joe que música tocaba. Joe fue parco al hablar. Toco baladas. Risas en la furgoneta.

El hotel era una auténtica maravilla. Algo desfasado y antiguo pero caro a los ojos de Joe. Cursi, recargado con moqueta. Un botones que iba de un lado a otro y un tío estirado en la consigna que nos miro como si no perteneciesemos a ese lugar.

-Buenos días, caballeros- dijo el conserje de manera formal, casi mecánica. -¿Puedo ayudarles?-
- Si.- dijo el hombre del cuchillo. -Alguien aquí nos ha contratado...-
-Entiendo.- respondió el conserje haciendo una llamada. -Si, señor. No se preocupe, señor. Sin problemas, señor- después colgó el teléfono-Si. Aquí tienen sus tarjetas. Una habitación está en la 135 del primer piso y la otra en la 206 en el segundo. Su contratante les ha dejado un mensaje en el buzón de voz de su teléfono. Cualquier cosa, no duden en hablar conmigo-
-¿Hay posibilidad de un servicio de taxis?- pregunto el hombre bien vestido. Ches se llamaba.
-Si. No dude en contactar con consigna y nosotros le llamaremos a uno por usted- sonrió el conserje mientras nos indicaba la puerta de los ascensores.

Dejamos las cosas en la habitación y tras comer algo fuimos a ver a nuestro contratante a la sala de reuniones. Jiménez Escobar, era un magnate dueño de una poderosa multinacional discográfica llamada steel rage. Era superconocido mundialmente. El contrataba a las mejores estrellas del momento y los éxitos de sus cantantes le reportaban enormes beneficios. Joe sintió como su miembro se ponía duro al tener tan cerca a un americano tan importante.

A su lado un tipo más fornido pero seguro de si mismo observaba unos papeles y susurraba al oido del gran magnate mirando de vez en cuando a los tipos que acababan de entrar.

Escobar con un gesto invitó al grupo a tomar asiento. Se mostró generoso ofreciendo unas copas. Una mujer del hotel entró con bebidas conforme el tipo fornido llamó por teléfono al servicio de recepción.



Y hasta aquí está primera parte de nuestra partida a ciberpunk. Prefiero hacer varias entradas cortitas.

To be continued....

Nota. Esto está visto desde el punto de vista de Joe Puntas.